Es común ver que jóvenes vecinos del Callao, capturados por haber cometido algún delito, son hijos, nietos o sobrinos de personas que han pisado la cárcel, afirmó el jefe de la Región Policial Callao, General PNP Julio César Otoya Miranda.
Para él, la problemática de la delincuencia juvenil se transmite de generación en generación y ello se ha evidenciado en los distintos operativos que la Policía realiza en el primer puerto, a donde en el último mes se han destinado más de mil efectivos a fin de reforzar la seguridad ciudadana.
Por ejemplo, dijo, en los casos de microcomercialización de drogas, cuando se arresta al vendedor, el negocio pasa a ser administrado por un familiar. "Capturas a uno y el hermano, la hija o el tío continúan con el negocio. Es una cadena", refirió a la agencia Andina.
El Jefe de la Región Policial Julio Otoya comentó que las leyes son muy benignas cuando se trata de castigar a los microcomercializadores de droga. Una mujer, conocida con el alias de "Tía Gladys", registra varios ingresos y salidas a las comisarías del Callao.
El alto mando policial del Callao indicó que, pese a este complejo problema social, la Policía realiza denodados esfuerzos para combatir la delincuencia en el primer puerto, y ahora con el incremento de efectivos, hacen vigilancia y operativos en horas en las que antes no había resguardo.
En lo que va del año se han incautado 88 armas de fuego (61 pistolas, 25 revólveres y 2 fusiles de guerra) en esta provincia constitucional; además de 6 granadas, 412 municiones y 22 armas blancas. Igualmente, se han desarticulado 42 bandas delincuenciales.
VALORES TRASTOCADOS
No obstante, indicó, la lucha contra la delincuencia enfrenta a diario la protección que brindan los familiares y vecinos de los malhechores, así como una evidente distorsión de los valores y de las sanas costumbres.
En barrios peligrosos, anotó, vecinos y familiares se enfrentan a la Policía para impedir que delincuentes juveniles sean capturados y trasladados a la comisaría. "Ellos saben en qué están metidos sus hijos, pero en vez de hablarles y orientarlos, les permiten sus delitos".
Lo que pasa, dijo, es que los vínculos emocionales se colocan por encima de la ley cuando se trata de entregarlos a las autoridades. "El deber filial pesa mucho en Perú, somos un país bastante emotivo", puntualizó.
A su vez, los jóvenes delincuentes ostentan sus pertenencias digitales o armas de fuego en fotografías que se publican en las redes sociales. "Tienen un smartphone, una tablet, una moto, un auto, una pistola. ¿Cuánto cuesta un Kia Río? 13 mil dólares. ¿Cómo adquieren esas comodidades?", se preguntó el general Otoya.
Según comentó, algunos jóvenes tienen una fijación con las armas de fuego. "Les gusta estar armados, les gusta la pistola, a diferencia de otros que quieren jugar pelota".
"Cuando hay alguien que mata o roba, en sus barrios pintan su cara. Son ídolos, los representantes de la cuadra. 'Ese pata choreaba y era chévere con la gente', dicen", refirió el general.
Los datos estadísticos del Instituto Nacional Penitenciario (INPE) indican que un porcentaje importante de reos en las cárceles de Lima y Callao provienen del primer puerto.
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