“Estrenando este mes de mayo recordemos la figura de la Virgen María que aparece con mucha más profundidad en la vida de los hogares y de los pueblos de nuestro país”, recordó el Cardenal Juan Luis Cipriani en el programa Diálogo de Fe del sábado 2 de mayo.
Comentó que de manera especial en este mes la imagen de María presida todos los hogares y las familias.
“Hay que darnos cuenta que la base de todo crecimiento y desarrollo. La base de todo desarrollo educativo y de la fe es la familia. Si la figura de la mamá crece la familia se estabiliza; si disminuye o huye, la casa se viene abajo. Nuestra Madre María nos va a acompañar y por eso con mucha alegría estreno este mes hablando a ella de todos nosotros”, refirió.
Mencionó que tantas veces en este mundo agitado y complicado nuestra Madre, la Virgen María, se hace presente para poner esa calma y esa paz en nuestras vidas.
“(María) Ilumina a nuestro país, a nuestra gente pobre, a los enfermos, a quienes están pasando por alguna tribulación o duda. No te pedimos milagros sino que estés a nuestro lado, que nos traigas tu cariño y tu paz”.
Animó a mirar siempre a María, a no dejarla y esperar siempre su respuesta, ya que si hay algo que hacer Ella nos ayudará a hacerlo; y si hay algo que corregir, Ella nos corregirá.
“Tantas veces la solución de problemas han venido por María, porque como madre de Dios dice: “Tengo que participar”. María es madre por elección divina, es Dios quien la prepara y la preserva de todo pecado. María es madre porque Dios ha querido”, reflexionó.
“La Cruz para todo cristiano es como una gran luz”
En otro momento habló sobre la Fiesta de las Cruces, una celebración muy arraigada en el Perú y que es como un detalle de la evangelización en diversos pueblos de nuestro país.
“En las familias en los pueblos no están tan preocupados de qué va a decir el primer ministro, están preocupados si van a la romería o si van a su pueblo donde se va a celebrar esta Fiesta”, señaló.
“En el alma de ese joven, de esa mamá, de esa abuela, está grabado su recuerdo y su piedad. La cruz para ellos es señal de compasión, de dolor, de solidaridad. En esa cruz pagaron por mis pecados, esa cruz la llevo en mi pecho”, prosiguió.
Manifestó que la Cruz es como una presencia del Salvador que trae paz al pensamiento. Por tal motivo, exhortó a seguir con estas costumbres pero quitando los añadidos del licor y el desorden; para quedarse con esa fiesta popular de celebración de nuestra fe.
“Yo digo con enorme orgullo al haber pasado por el Perú en estos largos años de sacerdote, obispo y cardenal que he comprobado cómo en casi todos los lugares encuentro una huella muy profunda de amor a María y veneración a la cruz. No es idolatría, es la presencia de un signo que te trae a la mente la muerte de Cristo, el perdón de los pecados y el dolor que le hago yo cuando cometo pecados”, afirmó.
“Hay una relación muy fuerte de nosotros con Dios”
Exhortó también a no permitir que quiten de nuestra vida nuestras creencias y nuestra fe, ni que pretendan quitar de esas costumbres que están en lo más profundo de nuestro pueblo.
“No me pueden decir Renuncia lo que te enseñó tu padre. A un congresista, a un alcalde, a un periodista, cómo le van a decir Cuando vengas acá olvídate de tu religión. No caigamos en esa trampa. No puedes decirle Renuncia a tu fe. No le puedo imponer a otro mi fe, pero no van a impedirme que me olvide de mi fe y mis raíces”, aseveró.
Finalmente, mencionó que este lunes 4 y martes 5 de mayo vendrán unas reliquias de San Juan Pablo II al Santuario del Señor de la Divina Misericordia, en Surco.
“Es un relicario que contiene unas gotas de sangre de este Papa que visitó el Perú. Fueron recogidas la última vez que estuvo en el hospital Gemelli en Roma, poco antes de su muerte. No es una adoración, sino que ese signo de alguna manera me va a llevar a recordar y agradecer qué bueno fue, cómo quiso a nuestro Perú, qué bien hizo a nuestras familias. Es un recuerdo gozoso de un hombre humano, cariñoso, alegre, entusiasta, que tenía un amor a la Virgen impresionante”.
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