La planta de tratamiento de aguas residuales LaTaboada (PTAR Taboada) que tratará 57% de aguas servidas que se producen en Lima y Callao y que junto al 15,6% de aguas que actualmente procesa Sedapal –en las 18 plantas que opera–, ayudará a devolver la vida que alguna vez tuvo la costa chalaca, con los beneficios ecológicos que eso conlleva.
“La planta recogerá las aguas de tres colectores: el interceptor norte, el colector Comas-Chillón y la línea de impulsión Sarita Colonia, es decir, 442 millones de m³ de desagüe. Con ello se estará tratando el 72% de aguas residuales, si se suma lo de Sedapal”, detalla Pedro Morales, jefe de obra civil de Tedagua, empresa que junto con la española ACS forma parte del consorcio que ganó la concesión por 25 años para financiar, construir, operar y mantener PTARTaboada, con una inversión de S/.416 millones.
Esta construcción, asentada en lo que fuera el Fundo Oquendo a 1,5 km al norte del aeropuerto Jorge Chávez en el Callao, tenía un avance de 30% hasta fines de agosto último. Para agosto del 2012, diez meses después de lo que se anunció originalmente, debe culminarse su primera etapa y se estará en capacidad de tratar 7 m³ de agua por segundo.
“En agosto del 2013 ya debemos alcanzar la capacidad máxima de procesamiento de caudal de 20 m³ por segundo. No obstante, el próximo año el agua que llegue al mar ya será menos contaminada”, explica Jorge Casella, gerente de Agua y Medio Ambiente de la empresa.
La Taboada consta de dos estructuras: una es la planta de tratamiento que hará pasar el desagüe por un sistema de filtrado de dos etapas, y por procesos de desenarenado y desengrasado. Este tratamiento demora 18 horas y elimina un gran porcentaje de la materia orgánica del agua.
La segunda estructura es el emisario submarino, tecnología que se utiliza en países como Chile o Colombia, que es una gran tubería de polietileno colocada bajo el lecho marino que llevará el agua tratada casi 4 km mar adentro. “No estamos llevando el problema más lejos sino utilizando el poder del mar”, asegura Morales.
Víctor Maldonado, docente de Ingeniería Sanitaria de la Universidad Nacional de Ingeniería, explica que este es un mecanismo de procesamiento de aguas residuales seguro. El desagüe se vierte, luego de un tratamiento preliminar y de forma dosificada, en el mar, a fin de aprovechar la capacidad de desinfección de la gran masa de agua. “Es un principio simple: si echamos un balde de agua contaminada en el mar, este será capaz de limpiarla”, detalla el docente de laUNI.
¿Por qué echar tanta agua tratada (el equivalente a 20 piscinas olímpicas por hora) al océano? ¿No sería mejor reutilizarla? De hecho, el estudio de factibilidad para la planta de tratamiento, elaborado en 1997, consideraba una prioridad el reúso de las aguas. Maldonado argumenta que si quisiéramos destinar el producto de Taboada a la agricultura o el consumo, por ejemplo, sería necesario invertir en otros tipos de tratamientos más costosos.
Por ahora los limeños solo veremos resuelto el problema de las playas contaminadas. Y en una ciudad en la que el agua es escasa, seguiremos con la sensación de que la estamos desperdiciando.
“La planta recogerá las aguas de tres colectores: el interceptor norte, el colector Comas-Chillón y la línea de impulsión Sarita Colonia, es decir, 442 millones de m³ de desagüe. Con ello se estará tratando el 72% de aguas residuales, si se suma lo de Sedapal”, detalla Pedro Morales, jefe de obra civil de Tedagua, empresa que junto con la española ACS forma parte del consorcio que ganó la concesión por 25 años para financiar, construir, operar y mantener PTARTaboada, con una inversión de S/.416 millones.
Esta construcción, asentada en lo que fuera el Fundo Oquendo a 1,5 km al norte del aeropuerto Jorge Chávez en el Callao, tenía un avance de 30% hasta fines de agosto último. Para agosto del 2012, diez meses después de lo que se anunció originalmente, debe culminarse su primera etapa y se estará en capacidad de tratar 7 m³ de agua por segundo.
“En agosto del 2013 ya debemos alcanzar la capacidad máxima de procesamiento de caudal de 20 m³ por segundo. No obstante, el próximo año el agua que llegue al mar ya será menos contaminada”, explica Jorge Casella, gerente de Agua y Medio Ambiente de la empresa.
La Taboada consta de dos estructuras: una es la planta de tratamiento que hará pasar el desagüe por un sistema de filtrado de dos etapas, y por procesos de desenarenado y desengrasado. Este tratamiento demora 18 horas y elimina un gran porcentaje de la materia orgánica del agua.
La segunda estructura es el emisario submarino, tecnología que se utiliza en países como Chile o Colombia, que es una gran tubería de polietileno colocada bajo el lecho marino que llevará el agua tratada casi 4 km mar adentro. “No estamos llevando el problema más lejos sino utilizando el poder del mar”, asegura Morales.
Víctor Maldonado, docente de Ingeniería Sanitaria de la Universidad Nacional de Ingeniería, explica que este es un mecanismo de procesamiento de aguas residuales seguro. El desagüe se vierte, luego de un tratamiento preliminar y de forma dosificada, en el mar, a fin de aprovechar la capacidad de desinfección de la gran masa de agua. “Es un principio simple: si echamos un balde de agua contaminada en el mar, este será capaz de limpiarla”, detalla el docente de laUNI.
¿Por qué echar tanta agua tratada (el equivalente a 20 piscinas olímpicas por hora) al océano? ¿No sería mejor reutilizarla? De hecho, el estudio de factibilidad para la planta de tratamiento, elaborado en 1997, consideraba una prioridad el reúso de las aguas. Maldonado argumenta que si quisiéramos destinar el producto de Taboada a la agricultura o el consumo, por ejemplo, sería necesario invertir en otros tipos de tratamientos más costosos.
Por ahora los limeños solo veremos resuelto el problema de las playas contaminadas. Y en una ciudad en la que el agua es escasa, seguiremos con la sensación de que la estamos desperdiciando.
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