Sobre editorial del diario El Comercio martes 15 de febrero 2011
El magnífico editorial del diario limeño abre algunas interrogantes que trataremos de complementar como ciudadanos cercanos a la realidad chalaca.
El anterior gobierno regional y, antes, la alcaldía del Callao liderada por el DR. Alex Kouri creyó, a todas luces de manera herrada, que reclutar a delincuentes “plantados” para que sean los encargados de poner orden y disciplina sería un acierto, por el contrario, la delincuencia no ha amenguado. Se pensó que sería una forma de enfrentar de manera criolla la delincuencia por la experiencia vivida y “la calle” de los encargados. El resultado es que no ha funcionado y más bien se ha incrementado la delincuencia en sus diferentes variantes. No se trata de manera empírica, echar a andar un experimento que debería tener mejores resultados si se aplica de manera científica y mejor planificada.
Las autoridades chalacas se han preocupados por la seguridad ciudadana, pero hay un conflicto de intereses y de ámbito que hace difícil concatenar esfuerzos y conseguir buenos resultados. Para la policía, tal como lo dice el ministro del Interior, “es una sensación de inseguridad de los ciudadanos”. ¿Sensación? No creemos que los asaltados y los deudos de familiares “eliminados” en esa lucha fratricida, que se da casi a diario, piensen lo mismo.
El Callao necesita un estratega policial especializado en prevención y temas de seguridad ciudadana. Hace años, cuando el Terminal Marítimo del Callao tenía y mantenía una enorme cantidad de marinos pululando por los alrededores, en bares, cantinas y hoteles. Estos personajes eran controlados y prevenidos con la presencia disuasiva de la “Policía Naval”, algunas calles céntricas y aledañas al Terminal eran, igualmente, protegidas por los navales. Dio magnífico resultado con costo cero, pues los marineros pertenecen al ministerio de Defensa y sus emolumentos son cubiertos por ese mismo ministerio.
El tránsito en el Primer Puerto de la República se ha convertido en un cuco para los choferes foráneos. Multas y encierro en los cuestionados depósitos vehiculares son cosa de todos los días, que han convertido a policías y personal de las grúas en una especie de ave carroñera en busca desesperada de víctimas. Conseguir un taxi para el Callao es una cara odisea, pues los choferes, para arriesgarse, cobran tarifas prohibitivas para ir al puerto. Las abusivas papeletas están premunidas de toda una tramposa fórmula, como lo reconoció, en su momento, un alto funcionario del Gobierno Regional. Las múltiples y variadas velocidades en las calles chalacas resultan una trampa para los sorprendidos conductores. Se tendría que conocer cuales son las razones que indican esa variación de velocidades en las calles de una misma ciudad y que generan un sinnúmero de papeletas de alto costo.. El negocio es tan bueno, que el recaudador es un “especialista” que viene ejerciendo esa fructífera labor hasta en tres o cuatro administraciones seguidas. Los diferentes alcaldes que, generalmente, llegan con especialistas propios han creído por conveniente hacerlo permanecer en el cargo.
Respecto al patrimonio arquitectónico y los sitios históricos habría que educar a la población para que aprendan que solo su actitud positiva podría convertir su ámbito en un medio de sobrevivencia y hasta de mejor calidad de vida. Generalmente, estos lugares están ubicados en las tristemente conocidas como zona roja o de alta peligrosidad, generadas por la actitud de la misma población que las habitan. Ejemplos hay, como los pobladores de islas que hoy se han convertido en paraísos de vacaciones y turismo gracias a que sus pobladores entendieron que solo su actitud, positiva y emprendedora, sería la generadora de su bienestar. Se ha pretendido hacer los afamados “City Tours” en buses acompañados de policías y serenos que dieron como resultado el rechazo a la propuesta turística, por la insegura apariencia ofrecida.
Es sabido que la Gerencia de Desarrollo Urbanístico del municipio chalaco tiene planes concretos para la puesta en valor de las casonas y lugares monumentales, pero que requieren no solo la participación del gobierno local y regional, es necesario el aporte gubernamental para sacar adelante esos ambiciosos planes. La adopción de fincas antiguas es una posibilidad que habría que intentar nuevamente.
JTLY
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